La enfermedad del siglo es una sed insaciable de riqueza. Alí Ramón Rojas Olaya




 Alí Ramón Rojas Olaya.
Profesor investigador de la Escuela Venezolana de Planificación y de la Escuela de Defensa Integral Comandante Eliézer Otaiza (Ediceo).
Rector de la Universidad Nacional Experimental de la Gran Caracas. 
Presidente del Centro Rodrigueano de Investigación Social para la Latinoamericanidad (Crisol).

Dice Simón Rodríguez que “la enfermedad del siglo es una sed insaciable de riqueza”. Las corporaciones de la medicina se enriquecen insaciablemente a causa de las enfermedades que padece un porcentaje significativo de la población. Bayer, Pfizer, Roche, Novartis, Merck, Wyeth, Lilly, UCB Pharma y Glaxo monopolizan más del 85% de la producción mundial. En lo que a Venezuela respecta, Henry Ventura, ministro del Poder Popular para la Salud para el año 2015, anunció que su despacho se encontraba realizando una labor de seguimiento a ocho laboratorios transnacionales “que han venido desapareciendo los medicamentos de marca” aunque cada vez les damos más dólares”.
“La ciencia sin conciencia es la ruina del alma” dijo en una ocasión el francés François Rebelais. Sentencia que causa risa a los hampones farmaceutas para quienes la medicina es mercancía, es decir, tiene un valor de cambio. Esta visión capitalista implica que cada día es menos alcanzable para los que no tienen recursos económicos.
La Novartis y Bayer trabajaron para los nazis. Esta última inventó el Zyklon B, gas con que asesinaban en cámaras a comunistas, gitanos, enfermos, discapacitados y judíos pobres en los campos de concentración.
Simón Rodríguez para 1842 aseguró que “la instrucción es, para el espíritu, lo que, para el cuerpo, el pan” y desarrolló una teoría de las necesidades en cuya base expuso “darle de comer al hambriento, darle vestido al desnudo, darle posada al peregrino, darle remedios al enfermo y darle alegría al triste”. A quién va dirigida la obra de este visionario caraqueño “a los que entran en una sociedad que no conocen, a los que necesitan formar costumbres de otra especie, para vivir bajo un Gobierno diferente del que tuvieron sus padres”. ¿Por qué? Porque el objetivo es hacer menos penosa la vida (1840).


Ante este vandalismo ¿qué hacer? El Gobierno Bolivariano destinó en el año 2015, 270 millones de dólares a distintos laboratorios que hacen ciencia con conciencia para aumentar la producción de medicinas de 30% a 50%. Para el resto hay conversaciones con China, Brasil, Cuba y Argentina. Y nosotros, ¿qué debemos hacer? (1) Leer colectivamente el libro “El Gran Laboratorio de la Naturaleza” de Lutecia Adam. (2) Revisar la medicina que usan nuestros pueblos originarios, como por ejemplo: el sauce blanco, morera, toronjil, tomillo, sábila, etc. Y (3) poner en práctica las lecciones de Simón Rodríguez quien nos dice a cada rato: “no para ostentar ciencia con los sabios, sino para instruir a la parte del pueblo que quiere aprender, y no tiene quien le enseñe”.

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