Las dos caras de la Gran Misión Vivienda Venezuela. Juan Pedro Posani
Se cumplen ocho años de la Gran Misión Vivienda Venezuela. Tiempo suficiente para que los venezolanos pensantes intentemos, analizando los hechos lo más objetivamente posible, llegar a algunas conclusiones acerca de lo que ha significado para las ciudades y para la arquitectura venezolanas este tremendo esfuerzo constructivo. Creo que no hay dudas de que, y esta es la primera cara, el primer aspecto, de que millones de venezolanos han pasado de una situación de penuria en sus ranchos en los barrios, a una por lo menos de sana decencia, gracias justamente a la GMVV. No hay razones, por lo tanto, para dudar de que en un estricto sentido estadístico y cuantitativo, no se pueda atribuirle a la GMVV un rotundo éxito. En esto hay que reconocer que aquella decisión trascendental del presidente Chávez de que cada familia en esta Venezuela debía tener una casa, un hogar seguro y digno, se ha ido cumpliendo, hasta ahora, con éxito, y ello es muy importante reconocerlo y destacarlo porque el cambio de vida que eso ha implicado para millones de personas tiene que haber tenido resultados casi de naturaleza antropológica, y eso hay que retenerlo como un dato objetivo. Sin embargo, y aquí viene la crítica que tiene que ver con la otra cara, negativa, de la GMVV, si bien ha habido resultados positivos en el aspecto cuantitativo, no ha sido así en el aspecto cualitativo.
Los resultados en el urbanismo y en el diseño arquitectónico, han sido pésimos o por lo menos mediocres. Veamos porquė.
Todo está en referencia a una obra y a un arquitecto, Jean Renaudie. Obra que realizada en Francia en los años 1970-80 , tiene, a mi enteder, una enorme importancia por la audacia de diseñar un ambiente de vida para la vivienda popular, absolutamente revolucionario.
Después de haberlos visitado (gracias a los amigos del Laboratoir International pour l'habittat populair y especialmente a Jean-Francois Parent que lo dirige sabiamente) lo que acabo de señalar con el mayor empeño, se ha vuelto una convicción: la genialidad de Jean Renaudie. A los que le damos vuelta a la historia de la arquitectura moderna, debería darnos vergüenza de que en todos los libros que se han escrito no aparezca nunca el nombre de Renaudie y menos su obra.
Insisto: lo que ha realizado Jean Renaudie en Francia en los años 70 es lo mejor y más importante que se haya hacho en el mundo, en cualquier época, en el tema de la vivienda popular. Si hace falta, visitemos Givors e Yvry, hagamos peregrinaciones arquitectónicas y a todos les resultará clarísima la equivocación del silencio académico y profesional con relación a Renaudie. El premio nacional de arquitectura y algunos artículos no han sido ni son suficientes para colocar a este arquitecto extraordinario en el sitio que le corresponde. El gran aporte es de haber definido (y así pudimos precisarlo en el curso sobre la historia de la Vivienda Colectiva en la Escuela de Planificación) que lo que es realmente indispensable en un esquema nuevo de vivienda popular es 1) la mezcla de usos, 2) la variedad combinatoria de tipologías, 3) la relación intensa con la naturaleza. Ello se observa en sus obras, y se ve claramente en las fotos de Givors, que se pueden bajar fácilmente de internet .
Piensen por un momento si en nuestras ciudades, con nuestro clima, hubiese una multitud de "urbanismos" con estas características. En los proyectos de Renaudie hay una estructura programática que se repite, en una superposición y mezcla de usos. Primero, estacionamientos, luego comercios, luego teatros y cines y espacios de esparcimiento y de reunión , luego oficinas y talleres, escuelas y guarderías infantiles, y por fin las viviendas, a las cuales se puede acceder también por recorridos peatonales. Y todo literalmente recubierto por una vegetación sumamente generosa.
Preguntémonos si acaso en lo que ha construido la GMVV hasta ahora se encuentran ejemplos semejantes de un modelo de ciudad tan radical en su propuesta de ofrecer una vida urbana de más calidad de lo que ha alcanzado la clase media de los países así llamados desarrollados. Nada. No hemos sabido convertir la cantidad en calidad y hemos perdido la ocasión de lanzar al mundo, al lado de las consignas socialistas, imágenes fuertes y coherentes de como eso se puede traducir en unas nueva forma de vida urbana colectiva. Atrapados en una combinación nefasta de ignorancia y de intereses mezquinos, no entendimos la importancia política de proporcionar, aunque sea con solo unos ejemplos, de una forma distinta de vida para los ciudadanos. Con ello se ha cometido un gravísimo error y este gobierno, tan ineficiente, como en el anterior de Chavez, sigue aferrado a la idea de que lo más importante son los números, en lugar de colocar el acento en conseguir un esquema programático de vivienda urbana a la altura del proyecto socialista. Y hay serias dudas de que en los millones de viviendas que se pretenden construir en los próximos años, se de por aprendida la gran lección de Renaudie.
Y estas son las razones de porque se puede hablar de la doble cara de la GMVV. Una positiva y otra muy negativa.
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