La liberación de Nueva Granada: de Angostura a Angostura. José Gregorio Linares
José Gregorio Linares. Profesor de la Universidad Bolivariana de Venezuela, profesor investigador de la Escuela Venezolana de Planificación. Responsable Académico de la Universidad Experimental de la Gran Caracas.
Se cumplen doscientos años
de un hecho histórico fundamental en la historia de la emancipación de Suramérica:
la campaña bolivariana libertadora de Nueva Granada (actual Colombia) de 1819. Acontecimiento
que debe ser conmemorado por los pueblos que luchan por conquistar su
definitiva independencia.
A partir del triunfo de las
armas republicanas en esta campaña, la historia cambiará de manera inexorable. Tras
una épica jornada, la Nueva Granada sometida al dominio español pasó a manos
patriotas y se sumó al proyecto bolivariano delineado por el Libertador en el
Congreso de Angostura. De este modo, el hasta ese momento imbatible imperio donde no se pone el sol comenzó a eclipsarse,
al punto de que apenas un lustro más tarde, en la Batalla de Ayacucho de 1824, saldría
derrotado y para siempre del continente suramericano.
Lo primero que hay que destacar
es que ésta es una campaña política, no exclusivamente militar como lo han
hecho ver los historiadores de la oligarquía, quienes se limitan a enumerar las batallas y peripecias bélicas que
se desarrollaron. Repiten que la campaña comenzó el 20 de mayo de 1819 cuando
Bolívar expuso el plan en la aldea de los Setenta ante los jefes del ejército
independentista, hasta el 10 de agosto del mismo año, cuando entra sin
resistencia a Santafé de Bogotá, la capital de la Nueva Granada, después de
haber vencido en las batallas del Pantano de Vargas y de Boyacá.
No se percatan del hecho
de que la campaña es un periplo político: comienza en Angostura en febrero de
1819 cuando Bolívar en su célebre discurso delinea las bases de una Nueva República,
y culmina en Angostura en diciembre de 1819 cuando crea la República de
Colombia (que nunca llamó Gran Colombia) integrada por Venezuela y Nueva Granada,
a la que luego se agrega Ecuador.
Omiten el hecho de que en
la perspectiva de Bolívar las operaciones militares son parte de una táctica subordinada
a una estrategia política de largo alcance, cuyo propósito fundamental es la creación
de una poderosa República, capaz de convertirse en una nación potencia, fundada
sobre cimientos sólidos para: 1)
garantizar la prosperidad nacional y el bienestar de sus ciudadanos; 2) enfrentar
a los Estados foráneos enemigos en el plano político, económico, cultural o
militar; 3) propiciar desde el punto de vista geopolítico el reacomodo de las
fuerzas mundiales en pugna para alcanzar un “equilibrio del Universo” favorable
a las naciones emergentes y periféricas; 4) avanzar en el fortalecimiento de la
unidad suramericana; y 5) establecer un modelo de gobierno original de orientación
popular, ajustado a nuestra realidad, a nuestras necesidades y a nuestros
sueños.
Este objetivo político general
fue trazado por el Libertador en el discurso de instalación del Congreso de
Angostura de febrero de 1819. Allí explícitamente
asevera que la creación de esta gran República es el propósito estratégico de
la lucha. Afirma: “La reunión de la Nueva Granada y Venezuela en un grande
Estado ha sido el voto uniforme de los pueblos y gobiernos de estas Repúblicas”.
De modo que el proyecto central que se plantea el Padre de la Patria es “la reunión
de esta inmensa comarca” para forjar una gran potencia mundial suramericana. Para
ello considera indispensable, la unión de “estos pueblos hermanos” en una sola
nacionalidad y bajo un mismo gentilicio, enlazados por “sus intereses, sus derechos,
sus destinos”.
El Libertador hace un
ejercicio de visualización y proyecta en “perspectiva colosal” la grandiosidad
de esta Patria Unida. Se imagina “volando por entre las próximas edades”, y viaja
a “los siglos futuros”. Allí “con admiración
y pasmo” contempla la materialización de sus afanes, la concreción de sus
sueños: “la prosperidad, el esplendor, la vida que ha recibido esta vasta región”.
Por esta razón, la liberación de Nueva Granada era indispensable para los
propósitos del Libertador. Esta República estará orientada por los principios de
gobierno, esbozados también en febrero de 1819 en la instalación del Congreso
de Angostura, donde abogó por establecer “un gobierno eminentemente popular,
eminentemente justo, eminentemente moral, que encadene la opresión, la tiranía”.
Esto era lo que tenía en
mente Bolívar cuando decidió emprender la liberación de Nueva Granada. Esta es
la razón que explica el inmenso sacrificio que significó atravesar el Páramo de
Pisba bajo las condiciones más adversas. Esta es la causa del arrojo y la
temeridad que infundió Bolívar entre sus tropas, conformadas fundamentalmente
por venezolanos, deseosos de auxiliar a sus hermanos neogranadinos. Este es el motivo que explica por qué cuando
triunfa militarmente y libera Nueva Granada, se regresa nuevamente a Venezuela
a cerrar, por ahora, el ciclo político que se había iniciado en Angostura a
comienzos del año.
Al llegar reúne nuevamente
a los representantes del Congreso de Angostura y les explica que todo lo
logrado tiene un propósito trascendental: “La reunión de la Nueva Granada y
Venezuela es el objeto único que me he
propuesto desde mis primeras armas: es el voto de los ciudadanos de ambos países
y es la garantía de la libertad de la América del Sur”.
Actualmente un grupo de
venezolanos y colombianos impulsa la conmemoración de esta campaña bolivariana
de liberación de Nueva Granada. Para recrear esta gesta histórica han
conformado una organización binacional dirigida por el equipo de Castillete de guerrilleros
de la décadas del sesenta, el partido FARC, el Centro Nacional de Historia Insurgente,
la fundación SIMON y el Gobierno Nacional Bolivariano. Inspirados en el ideario
del Libertador, nos planteamos rememorar en cada localidad los hechos que
condujeron a la victoria patriota, cuyo propósito es forjar una nación
potencia.
A lo mejor nos animamos,
y así como se hizo hace doscientos años, cuando un ejército de “pueblos
hermanos” liberó el territorio del dominio extranjero, hoy repitamos la ruta
del Libertador y contribuyamos también a liberar la actual Colombia del dominio
imperial estadounidense que subyuga al pueblo colombiano y lo somete a una
atroz violencia. En el momento que saquemos las bases militares gringas del territorio
colombiano y desalojemos del poder a los representantes del nuevo imperio, les
estaremos rindiendo el mejor tributo a los héroes y heroínas que hace
doscientos años liberaron Colombia para construir una gran Nación Suramericana.
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