Entrega del territorio por retazos. José Gregorio Linares

 José Gregorio Linares. Docente investgador de la FEVP. Trabajador académico de la UBV

No es la primera vez que un sector de apátridas ofrece entregar parte del territorio de Venezuela. El año 1927 Estados Unidos convenció a un pequeño grupo de “independentistas” venezolanos acerca de la conveniencia de amputar el estado Zulia del resto de la República de Venezuela para constituir una supuesta república independiente: la República del Zulia, integrada por el departamento Santander de Colombia, la Goajira y el Estado Zulia. El propósito era apoderarse por completo de la riqueza petrolera de la zona y ocupar un espacio geopolítico estratégico para el control del resto de Latinoamérica. Para lograr sus fines acudieron a una maniobra imperial de moda para la época: se hicieron las víctimas.

Los representantes de una compañía estadounidense, la Smith y London declararon que sus propiedades habían sufrido daños y perjuicios a consecuencia de las conmociones políticas internas, y que el Estado no les había resarcido de las pérdidas materiales. Ellos sabían que con sus exigencias violaban la doctrina del Derecho Internacional que ya para entonces establecía que los empresarios extranjeros, “se someten por el hecho de establecerse en un país para ocuparse en sus negocios, a las mismas leyes y a los mismo tribunales que los ciudadanos de él, y el Gobierno no puede hacerse responsable para con ellos de las consecuencias de una conmoción, ni siquiera de una guerra civil, sin que esta responsabilidad constituya una desigualdad injustificable entre los extranjeros y los ciudadanos nacionales”.

Pero los capitalistas gringos hicieron caso omiso del derecho público internacional. Solicitaron el apoyo del gobierno de USA, apoyándose en la doctrina expansionista impuesta por el presidente John Calvin Coolidge, según la cual “donde existe la propiedad de un norteamericano, está el territorio de EEUU, y nuestra Marina y nuestro Ejército lo protegerán”. Los gringos instigaron a los separatistas venezolanos para que cercenaran el territorio y se convirtieran en una especie de protectorado de la Casa blanca.

Afortunadamente, desde la “Liga Antimperialista de las Américas” fue denunciado el intento de amputación de nuestro territorio y se  rechazó la política injerencista de Estados Unidos y sus aliados internos. El comunista Eduardo Machado escribió en el momento: “Los yanquis en posesión de la región petrolera del Zulia, intentan separarla de nuestra nación, para repetir la maniobra de Panamá. La separación del Estado Zulia finalizará con toda esperanza de ser libres. Contra esa amenaza debemos estar alertas. La constitución del Zulia en Estado independiente daría a los Estados Unidos una base de control sobre nuestro desenvolvimiento económico y político. La constitución del Zulia en Estado independiente es la pérdida de la soberanía”.

También durante la Guerra Federal mientras el pueblo avanzaba en las conquistas sociales, la oligarquía solicitaba la invasión foránea porque el país estaba “entregado a todo género de excesos y a la guerra social”. A cambio de este “favor” entregarían Guayana.

Para esta élite dominante, solo la expresa injerencia podría resguardar sus riquezas y garantizar su dominio político.  Así,  el 21 de noviembre de 1861, envía una carta al Gobierno Británico donde le solicita la invasión a nuestra tierra y la entrega de una porción importante del territorio ya que “la intervención no podrá menos que producir los mejores resultados”. Manifiestan: “Es un deber que tienen las naciones civilizadas de Europa tender la vista a estos países e intervenir en ellos de una manera directa. Es este un deber que tienen que llenar las naciones europeas para con las repúblicas suramericanas que necesitan su intervención tutelar”. De paso aconsejan cómo debe ejecutar la invasión: “que se decida y lleve a cabo la intervención de una manera igual a la que las tres potencias Occidentales de la Europa emplean respecto a México.”

Proponen a cambio de la invasión, entregar la Guayana entera a Gran Bretaña, es decir, toda nuestra actual Zona en Reclamación en el Esequibo y los actuales estados Bolívar, Delta Amacuro y Amazonas. Explican: “Hay en Venezuela, entre los hombres pensadores, la opinión de que conviene a ésta desprenderse del territorio de La Guayana. Ninguna de las naciones de Europa puede con más ventaja poseer a Venezuela como la Gran Bretaña”. Luego de que el sur de Venezuela pase a manos de Inglaterra, la nueva nación se convertirá en “un centro civilizador que repartirá su influencia benéfica a todas estas repúblicas” profetizan.
No sabemos si los que negocian hoy el Esequibo conocen estos episodios de la historia y se inspiraron en sus íconos del pasado. Lo que sí sabemos es que el pueblo venezolano y su gobierno no permitirán que nuestro territorio sea amputado y entregado como botín a los enemigos de Venezuela.

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